
Busca carne de pollo que tenga un color rosado pálido y el amarillo pálido. Evita tonos grises.
La piel debe ser tierna firme y elástica y sin manchas oscuras. Al presionar la carne debe subir rápidamente, lo cual indica la frescura de la carne
Debe tener un olor fresco y neutral. Evita el pollo que tenga un olor desagradable o rancio.
La carne debe ser firme al tacto y elástica. Evita la carne pegajosa o viscosa.
Se debe encontrar refrigerado a 4° C o congelado a -18°C.
Verifica la fecha de caducidad en el empaque y asegúrate de comprar pollo dentro de su fecha límite.
Asegúrate de que el empaque esté sellado y sin rasgaduras. Evita empaques hinchados, ya que podrían indicar contaminación bacteriana.
Preferiblemente, elige pollo de origen de marcas confiables. Conoce la procedencia para garantizar la frescura.
Si compras piezas individuales, busca consistencia en el peso para asegurarte de que se cocinen uniformemente.
Asegúrate de que el pollo en la tienda esté refrigerado adecuadamente. Al llegar a casa, guárdalo en el refrigerador y consúmelo dentro del tiempo recomendado.